domingo, 20 de diciembre de 2009

Pequeñas dósis...

Tumbada en el sofá, perdida en la inmensidad de la estupidez televisiva,

con cada bocanada de aire el humo le golpea los pulmones que ya se vuelven turbios, como su viejo corazón.

Dicen que lo tiene que dejar, que se está quedando "tonta", pero se siente viva.

Cada calada es una descarga del peta que tiene por desfibrilador.

Mira a su alrededor, nadie, se pierde en las llamas de la chimenea...

Aspira, se eleva, y vuela como un globo.

Luego apareció ella, le devolvía la locura y cordura al mismo tiempo.

Restaba vida a ese corazón shockado a la vez que le daba inmensas descargadas de adrenalina.


Estaba nublado, uno de esos grises en los que nadie quiere salir, ella decidió irse, para siempre.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Que no es verdad...


Me pierdo en tus sábanas, me abraza tu olor,

cierro los ojos, veo tu reflejo, dejo atrás mis temores,

se transforman en caricias,

me mezclo en tu piel, sin dejar pista.


Tu cama, mi paraíso,

replican "te quieros" vacíos,

caricias calurosas, roces infinitos,

fluídos desbordados...

sólo tú y yo,

no te conozco, no me conoces,

me da igual,

porque NO es verdad que sepan a vinagre los besos sin amor.



martes, 8 de diciembre de 2009

No tiene edad de hacer el amor..

Le sorprendió el sonido del despertador, no los gritos de su madre, a los que estaba acostumbrada ya.

Eran las 7:00 a.m.

- Um... Un poquito más- murmuró entre bostezos. Y como una remolona se dio la vuelta.

Él se levantó, siguiendo la rutina de cada mañana, una ducha caliente, afeitado, y un buen desayuno con zumo de naranja y tostadas, ese que siempre le prepara su madre a ella.

El olor a café se metió de lleno en su cuerpecito, pegó un respingo, y se puso en pie.

- ¿Tienes que irte a trabajar? ¿Por qué no dices que estás malo y te quedas conmigo?

Había visto demasiada televisión.

- No, anda no seas juguetona, tengo que ir a trabajar, tengo una reunión muy importante.

Ella le cogía, le estrujaba contra su pecho por las piernas pero no cedía.

- ¡Estáte quieta! me vas a arrugar el traje, ¡Joder!

Ella se apartó, cada vez que repicaba ese tono sabía que él portazo venía después.

- Vale, lo siento, sólo quería disfrutar un poquito más de tí. - le miró con esa carilla de niña buena, a la que saca partido muy a menudo.

Él se deshizo, esos ojos tenían el control sobre él, cosa que le sacaba de quicio.

Se quitó el traje, lo hizo una bola y la tiró al rincón de su estudio.

Ella sonríe, se acurruca a su lado, cierra los ojos...

- No deberías estar ni aquí, tu madre estará preocupada, buscándote.

Carolina, no tiene edad para hacer el amor.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Recogiendo el desván...


Se despertó aturdida, entre sueños y realidades, sin dirimir entre ellos.

Se frotó los ojos, y en un vaivén mañanero fue al baño, se lavó la cara, se miró al espejo...

- ¡Dios! la noche ha hecho mella, sí... - Pensó para sí misma.

Los mareos iban y venían, la resaca era mortal.

No podía recordar muy bien cada uno de sus pasos, sólo el final, el ring, la pelea, tu cama...

Su cuerpo rendido permanecía en la lona, ella, agazapada al otro lado.

La imagen se desvanecía, desaparecía, quería recordarla siempre, pero no pudo...

Observarle, como dormido, para recordarle cuando estuviera despierta.

Todo se borraba de su mente, la realidad ganaba terreno y el dolor se dejaba ver.

Las ojeras de añoranzas, de recuerdos, de tu ausencia, cada vez más moradas.

La resaca... de sentimientos, de besos, de caricias de aquella noche, de, nunca desaparece.


Ahora, vive en un constante estado con 20º grados de alcohol, para nunca tener resaca, resaca de tí.
Ahora, se maquilla a diario para hacer desaparecer las ojeras.
Ahora, ha convertido el ring en una sala de juego, donde ella es la dueña y los demás, simples piezas de un tablero de ajedrez. Ella tiene la estrategía, ella gana, TÚ... tú pierdes.


Pierdes por huir de los sentimientos,
por esconderlos entre otras sábanas y fluídos,
por disfrazarlos de mentiras,
por creerte el dueño de ella, tu muñeca, por jugar con su corazón,
por comértelo y tirar de la cadena sin ni siquiera inmutarte.

La resaca le dio fuerzas, hoy ha tocado limpieza a fondo (sí, Delgadito, la misma que deberías hacer tú).
Ha quitado el polvo de la soledad, movido cada mueble para espantar bien los fantasmas del pasado.
Se ha llevado toda la ropa a la lavandería, ha eliminado tu olor, ahora están neutras, libres de noches de lujuria, y arrepentimientos nocturnos.
La silla vacía, y los cajones sin recuerdos plasmados en papel.
Las cenizas del amor se fueron a la basura, ya no están en la papelera.
Ya no es su presa, ni él su juez.
Llovía, el agua por la ventana escurría. El vaho ya formado en la capa interna ya no reflejaba nada escrito... solo garabatos.

Ella sonríe, lleva la bolsa al cubo, y da al detonador.
Todo vuela en pedazos, todo queda atrás, en el fondo, bien hondo y sin llave, para que nunca más vuelvan a molestarla.
Su vida se compone de imágenes, momentos congelados en el tiempo, para siempre, de decisiones que sin remedio, cambian el rumbo de las cosas.
Que ahora viene el viento de otro lado, déjame el timón.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

El Manual del Olvido

"Como un borracho en el desierto, como una Princesa en el metro, como un reo sin voz...
Como una navidad sin techo, como un delfín en el mar muerto, como la lágrima que moja tu colchón.
Vacío como el corazón del rico como el bolsillo del mendigo, como los besos de alquiler.
Confusa como una noche sin abrigo, como las frases que ya no te escribo para que vuelvas otra vez..."
Que a las noches les sobran los días,
no le sale la cuenta, tantas polvos mágicos que ha perdido el control.
Ahora, todo eso queda lejos, porque ya no está, se ha ido y sus arrugas han hecho mella en su piel.
Hay olores que enganchan, ella es presa del suyo.
Hoy en su ventana brilla el sol, pero su corazón sigue triste.
En el vaho de la ventana escribe esas palabras que nunca recibió... un tímido te quiero, ahora helado, escarcha.
Buscaba donde solía encontrarle pero ni rastro.
Noche tras noche se despierta pensando en él,
llora, se abraza a la almohada, se da la vuelta y se vuelve a dormir, dormir para soñar (despierta no puede).
Ahí puede tocarle, le alcanza... le ata, y tira la llave de las esposas lejos de su alcance. Sueña que las cosas eran como antes, que todo tenía un sentido una dirección, pero no... hoy las cosas van, pero a ninguna parte.
Todo se desvanece con el triste amanecer... como una vela consumida a merced del viento.
Estúpido sol, siempre viene a joder lo mejor - murmura aún entre bostezos.
Se levanta con el frío de su cama metido en los huesos, suspira, mira el despertador y desganada se dirige al baño.
Se mira al espejo... su pelo pintado de blanco... se siente vieja, arrugada, una estrella apagada... se vuelve a mirar, ya no se ve tan fea.
Lleva todo un embarazo sin probar gota de amor, alimentada de recuerdos. Las horas se derriten en su reloj igual que se derriten sus ganas... su líbido.
Ese día desayunando en su bar favorito se cruzó con un apuesto hombre. Iba de traje, y llevaba un maletín ejecutivo. No pudo remediarlo, su sonrisa la cautivó, como un golpe recibido de lleno en el corazón.
Su ritmo se aceleraba a ritmo de una alegre sintonía. Se sentía estúpida sin parar de sonreir, como una quinceañera con su primer amor.
Sentía como los fantasmas de su pasado huían de su cabeza, despavoridos, no podía ni hacerle sombra...
Le miro, la miró, se miraron... sobraron las palabras.
Ella con casi 40 canas, él, con sus apenas 22 primaveras. Él la prestará el Manual del Olvido.
Ganando terreno al olvido, borrando lo sufrido.



"Triste, como un perro en la autopista, como una tortuga con prisa, como unamonja en un burdel.
Sola como cuando tú te fuiste, como cuando no te rozan unos labios de mujer...
Hoy me he vuelto a ver absurda, como un domingo por la tarde, como las balas por el aire, como el puto despertador.
Inútil como los besos que NO diste, como un cuerpo que se viste cuando me desnudo yo."


Va buscando en la basura unos labios que la digan... esta noche QUÉDATE.

martes, 1 de diciembre de 2009

Escondite

Y decidió esconder en un cuenco la felicidad y cerrarlo para siempre. (quizás NO)

No queremos de nadie nada, cerremos la puerta, tiro la llave...
Con el corazón alicatado hasta el techo se enfreta al combate de cada día, tú, él, vosotros... nosotros, ellos.
Busca un cerrajero, urgente, lo está ahogando... Las llaves en el fondo del mar, y fin de la historia.
En vez de alicatar hubiera sido mejor, un corazón de mimbre como el de Marea... que se dobla pero nunca se rompe.

Sueños...


Cogió sus cosas y sin decir nada se dio la vuelta.
Arrastrando las cadenas de su personalidad que la acompaña, maldita, desde la infancia...
Están los que quitaban los rotuladores, a ella, se los quitaban.
Igual que hoy la quitaron la dignidad, la alegría, viveza... todo a la mierda.
Saco en el que todo el mundo mete la mano, roto, ya vació y sin aguja para poder remendarse.
Murió la inocencia, en el cuerpo a cuerpo contra la hipocresía y la maldad. Los golpes fueron letales, sangre, sangre... K.O.

Ya no tenía en que creer, lo siento, tenía que irme.
Ahora de lejos te añoro, te necesito... esa sonrisa que me daba la vida, pero no puedo volver.
Echo de menos los cuentos que nos creíamos juntas, cuando eras niña... ahora, la flor fue desvirgada y los cuentos se han convertido en historias, historias de cada día que nunca tienen un final feliz.

Tirada en la cama, a un lado ella, al otro su Minnie, su confidente, su cajita de sueños, SIN ABRIR.
Se abraza a ella, no encuentra tu calor... la almohada empapada ya no quiere consultar nada con ella...
Se levanta, llora, resignada en un rincón, aparta la mirada y se deja llevar, huye, a sueños, lejos de la realidad. Ya no es tu muñeca de trapo, ya no... ahora las cuerdas las maneja ella y el mundo entero una estúpida marioneta a su merced.
Es una princesa, pero no una princesa ñoña o llorona, NO, sino una valiente, de esas que no teme saltar, de las que nadie recomienda como diría Pereza.
Se arma de valor, se planta enfrente y le da una patada al mundo.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Un tren, una vía... distintos destinos

Decidió que era tarde para seguir a su lado. El tiempo se desaneía como el humo de su cigarro, y ella con él...

Cogió las maletas, y cerró la puerta, sin un adiós, nada que anunciese su despedida.

Ya en la calle, la esperaba un taxi.

- Al aeropuerto, por favor -dijo.

Con cada acelerón iba arrancando una de las hojas de su notebook, ese lleno de emociones, sentimientos, ilusiones y futuros inciertos. Claro, junto a él.


El guión había cambiado, sin anticipación alguna se había bajado el telón. La función terminó con la trama a medias, pero ya la daba igual. Pensó que su guía estaba equivocada, y la dejó caer también, por la ventana.

Ya en el aeropuerto se despojó de su pasado.

Fue al baño, se maquilló, tiró su careta y sonrió.

Erguida caminaba por el largo pasillo, se veía el inicio pero no el fin. La daba igual, eso la gustaba, la incitaba... siempre había sido muy curiosa. Y esta vez, no iba a tropezar en el último escalón.


Al otro lado de la cama, él.

Abrió sus ojos, se percató de su ausencia... la buscó en el baño, en la cocina, en el salón... no estaba. Ni una nota encontró, no había un "Hasta pronto", ni un te quiero... ni "Volveré".

Empezó a asustarse, la llamó por teléfono: "Lo sentimos, el teléfono al que está llamando no existe".

- ¿Cómo que no existe? NO puede ser... ¡Margot!, ¡Margot! - retumbaba en cada rincón de la casa.

No podía creerlo, era una pesadilla... corrió a vestirse, y siguió el camino que había dejado su perfume, de los dos.

Varios aviones sobrevolaban ya la pista de aterrizaje. Margot acaba de despegar, y con ella su vida.

En tierra, él, sus desprecios, las huellas que había dejado en su piel, su infierno...


Tantas veces había visto esa película, que se creía protagonista de cada una de sus escenas.

De lleno en su momento de cordura, Margot rompió a llorar. No tenía consuelo, ya no...

Sonó la puerta...

- Toc, toc. - Incansable, incesante...

- Otra vez no, por favor... -murmuraba mientras tapaba su cara con la manta, hecha un ovillo en el sofá.

- ¡Margot! ábreme, soy Antoine.

El temblor de Margot se notaba hasta en las paredes. Se acercó a la puerta, las lágrimas ya asomaban por su lagrimal... sus grises, como el día.

- ¿Pero que coño estabas haciendo, tanto te cuesta abrirme? he perdido las llaves ¡joder! ¿Vengo de trabajar y ya me estás cabreando?

- No, no, Antoine -replicó Margot agachando las orejas hacia el suelo, ahí, donde estaba su dignidad.

Sabía lo que ahora venía, el guión de su vida era repetitivo...

La golpeaba sin cesar, ella no alcanzaba a parar ninguno de sus golpes. La sintonía de cada día se escuchaba por todo el barrio entre el silencio de la noche.

Las luces de los pisos de enfrente se apagaban, igual que los ojos de Margot, desvanecida en el suelo la siguió golpeando hasta que notó que se le iba la cabeza...


La dió una patada apartándola a un rincón.

Se cambió de ropa, lavando las huellas de su grandiosa hazaña, y se acostó como buen campeón.


Era domingo, brillaba el sol de la mañana, y los primeros rayos despetaron a Margot.

Estaba aún en el suelo, helada. El reflejo del sol dejaba entrever la gran gama de colores de su lienzo, iban desde azules a morados chillones...

Fue al baño, se miró al espejo y se echó a llorar... se maquilló tapando las marcas de su infierno y salió como cada día luciendo una gran sonrisa.