miércoles, 2 de diciembre de 2009

El Manual del Olvido

"Como un borracho en el desierto, como una Princesa en el metro, como un reo sin voz...
Como una navidad sin techo, como un delfín en el mar muerto, como la lágrima que moja tu colchón.
Vacío como el corazón del rico como el bolsillo del mendigo, como los besos de alquiler.
Confusa como una noche sin abrigo, como las frases que ya no te escribo para que vuelvas otra vez..."
Que a las noches les sobran los días,
no le sale la cuenta, tantas polvos mágicos que ha perdido el control.
Ahora, todo eso queda lejos, porque ya no está, se ha ido y sus arrugas han hecho mella en su piel.
Hay olores que enganchan, ella es presa del suyo.
Hoy en su ventana brilla el sol, pero su corazón sigue triste.
En el vaho de la ventana escribe esas palabras que nunca recibió... un tímido te quiero, ahora helado, escarcha.
Buscaba donde solía encontrarle pero ni rastro.
Noche tras noche se despierta pensando en él,
llora, se abraza a la almohada, se da la vuelta y se vuelve a dormir, dormir para soñar (despierta no puede).
Ahí puede tocarle, le alcanza... le ata, y tira la llave de las esposas lejos de su alcance. Sueña que las cosas eran como antes, que todo tenía un sentido una dirección, pero no... hoy las cosas van, pero a ninguna parte.
Todo se desvanece con el triste amanecer... como una vela consumida a merced del viento.
Estúpido sol, siempre viene a joder lo mejor - murmura aún entre bostezos.
Se levanta con el frío de su cama metido en los huesos, suspira, mira el despertador y desganada se dirige al baño.
Se mira al espejo... su pelo pintado de blanco... se siente vieja, arrugada, una estrella apagada... se vuelve a mirar, ya no se ve tan fea.
Lleva todo un embarazo sin probar gota de amor, alimentada de recuerdos. Las horas se derriten en su reloj igual que se derriten sus ganas... su líbido.
Ese día desayunando en su bar favorito se cruzó con un apuesto hombre. Iba de traje, y llevaba un maletín ejecutivo. No pudo remediarlo, su sonrisa la cautivó, como un golpe recibido de lleno en el corazón.
Su ritmo se aceleraba a ritmo de una alegre sintonía. Se sentía estúpida sin parar de sonreir, como una quinceañera con su primer amor.
Sentía como los fantasmas de su pasado huían de su cabeza, despavoridos, no podía ni hacerle sombra...
Le miro, la miró, se miraron... sobraron las palabras.
Ella con casi 40 canas, él, con sus apenas 22 primaveras. Él la prestará el Manual del Olvido.
Ganando terreno al olvido, borrando lo sufrido.



"Triste, como un perro en la autopista, como una tortuga con prisa, como unamonja en un burdel.
Sola como cuando tú te fuiste, como cuando no te rozan unos labios de mujer...
Hoy me he vuelto a ver absurda, como un domingo por la tarde, como las balas por el aire, como el puto despertador.
Inútil como los besos que NO diste, como un cuerpo que se viste cuando me desnudo yo."


Va buscando en la basura unos labios que la digan... esta noche QUÉDATE.

1 comentario:

  1. Pero que lindooooooooo...es una historia triste al principio y de esperanza al final, super enternecedora...y muy bien escrita me has dejado alucinado! ...Besos!!!

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